Un día de Enero

La soledad se aloja en el fondo de la mente, al paso de los años pareciera que casi desaparece, no es así, ahí sigue, viva, latente, esperando una mínima oportunidad para saltar y hacerse presente..

Cualquier pretexto es razón suficiente, puede ser el tiempo, la música, el aire, nostalgía por lo que pudo ser, atardeceres y amaneceres que se siguen unos tras de otros; días que dejan experiencias fuertes, otros que iluminan mi rostro con una sonrisa y los últimos que parecieran más, un campo de batalla.

A veces olvido lo que significa tener compañía, lo que se siente que alguien te abrace y te diga que todo va a estar bien, lo maravilloso que es, dejarse envolver por sus brazos, sentir su aliento, escuchar sus palabras que me reconfortan y hacen que poco a poco todo vuelva a la normalidad y para cuando mi alma se siente protegida; despierto y comienza de nuevo mi día.

Suspiro, escucho unas pisaditas, sonrío y doy gracias por tenerlo al menos a él, a mi lado.